- Nos dá mejor agarre si tenemos las manos grandes o si utilizamos objetivos muy grandes y pesados.
- Nos permite voltear la cámara 90º para tomar retratos en vertical gracias a los accesos directos que integra para cambiar parámetros y poder disparar.
- Nos permite llevar dos baterías o, en algunos modelos, usar 6 pilas alcalinas, dándonos mayor autonomía.
Seguro que hay más aspectos positivos al usar un grip en tu cámara y que me dejo en el tintero. Pero la realidad es que:
- Muchos fotógrafos usan monopié o trípode cuando colocan objetivos muy pesados en sus cámaras.
- Cada vez menos fotógrafos toman retratos en vertical usando el formato horizontal con nuevos y modernos encuadres
- Casi siempre los fotógrafos profesionales llevan dos o más cámaras para realizar sus trabajos con lo que la autonomía de las baterías no se vé tan mermada al ir alternando las cámaras al disparar.
Para mi gusto estas últimas situaciones se dan más en la realidad según mi experiencia y lo que he visto en compañeros. Si eres aficionado, al principio es muy guay llevar grip, te dá más presencia, hace que sientas que has abandonado el terreno aficionado y has entrado de lleno en la élite del profesional. Pero después de varios días, semanas, cargando con semejante monstruo lo quitas de tu cámara y lo metes en su caja original esperando a venderlo en algún foro que alguien te lo compre o que algún día te dé una nueva neura y vuelvas a colocar para sentir que eres un verdadero fotógrafo.
También hay, como he dicho al principio, casos en los que su uso puede ser imprescindible. No quiero parecer un talibán en este asunto. Es un accesorio y como tal debe tener su hueco en el mundo fotográfico.
Foto: Nikon MB-D14
No hay comentarios:
Publicar un comentario